Por la noche la radiación en Pripyat superaba 1000 veces  el nivel natural. A las 22:00 se tomó la decisión de iniciar la evacuación al día siguiente.

¿Y LO HICIERON BIEN?

El 26 de abril, día de la explosión, nadie avisó a la población local de manera oficial de la necesidad de permanecer en sus casas, todo el mundo estaba en la calle.

Nadie organizó la difusión de tabletas de yoduro potásico,  que además, no eran suficientes para todos los habitantes, al igual que los respiradores para los niños, y todo eso a pesar de vivir a tan solo 3 km de una central nuclear.

Inmediatamente después del accidente el fuego fue uno de los mayores peligros, los bomberos fueron avisados como si de un incendio normal se tratase, pero a nadie se le ocurrió advertirles del peligro de no ir uniformado adecuadamente para protegerse de la radiación. Ninguno volvió a su hogar. Fueron llevados a hospitales de Kiev y Moscú. No volvieron a ver a sus familias, eran un peligro para ellos, solo los médicos del gobierno estaban autorizados para tratarlos.